domingo, 1 de marzo de 2009

PEHUAJO DEUDA EXTERNA CONSECUENCIAS EN PEHUAJO AÑO 1995 REVISTA EXPRESO



SOLICITADA Y ANALISIS DE MARIO RUBEN RODRIGUEZ
AÑOS 1991 y 1995
DESTRUCCION DEL APARATO PRODUCTIVO PEHUAJENSE REVISTA EXPRESO
COMENTARIOS PARA DESARROLLAR





























DEUDA EXTERNA


Sigo en la línea de escribir un poquito sobre argentinos que por patriotas fueron condenados al ostracismo y la soledad. Como lo hice con Scalabrini Ortiz y con Saldías, ahora voy a hablar de otro “culpable” de querer al país: Alejandro Olmos.

Alejandro Olmos

Nobleza obliga, debo admitir que hasta hace un tiempo para mí era alguien que hacía un juicio a la Deuda. No mucho más que eso. Hace relativamente poco empecé a descubrir la titánica tarea de este hombre que durante 18 años se dedicó a llevar al banquillo de los acusados a los responsables de la Deuda Externa argentina, en la más absoluta soledad y en medio del silencio de los grandes medios. Se vuelve a comprobar que los patriotas no tienen rating, y que el ensañamiento con estos hombres no es cosa del pasado, sigue pasando hoy en día.
El 4 de Abril de 1982, en plena euforia por la recuperación de las malvinas, presenta una querella contra Martínez de Hoz y otros funcionarios por la Deuda Externa, porque considera que había sido contraída de manera ilegal. Por 18 años, Olmos trabaja solitariamente, arriesgando dinero y salud. La causa reúne 30 cuerpos principales de expedientes y más de 500 anexos. Más de 50 peritos trabajan en la investigación. Se presentan más de 40 testigos e igual cantidad de declaraciones informativas. El juez Jorge Ballesteros detecta más de 470 operaciones económicas y financieras ilegítimas.
Ante el tremendo silencio que acompañaba a su causa, en 1990 escribie el libro La deuda externa: todo lo que usted quiso saber y siempre se lo ocultaron, para promoverla ante la sociedad. Ahí si tiene éxito y su libro se agota varias veces. Y los medios siguen sin decir ni mu.
El 13 de julio de 2000, meses después de la muerte de Olmos, el juez Ballesteros dictamina, en un fallo sin precedentes en la historia mundial, que la deuda externa de la Nación “ha resultado groseramente incrementada a partir del año 1976 mediante la instrumentación de una política económica vulgar y agraviante que puso de rodillas al país…”. El fallo declara la deuda como “ilegal, inmoral, ilegítima y fraudulenta”.
Lamentablemente el fallo judicial no tiene consecuencias prácticas: la deuda se pagó y se sigue pagando, y los responsables caminan por las calles lo más campantes. A lo mejor si los medios le hubieran dado una mano a este hombre, su causa sería un poco más fuerte, y Joe y Mingo (por nombrar a los más representativos) se hubieran pegado un flor de susto y quizas pasaban alguna temporada tras las rejas. Está claro, los grandes aparatos de difusión jamás van a operar en contra de sus propios intereses, que son que veamos a diez vagos encerrados en una casa o estemos atentos al concurso de baile semanal.

El libro de Olmos
Para finalizar copio parte del prólogo de Norberto Galasso para la cuarta edición del libro de Olmos.

Él sabía que cuando se opta por la causa del pueblo, “los medios” arman en derredor el círculo del silencio. Pero no le interesaba. Estaba acostumbrado al anonimato, como así también a la persecución, a la clausura de sus periódicos y a la estrechez económica. Sin embargo, como cualquier ser humano, necesitaba, de vez en cuando, algún reconocimiento, alguna caricia del alma para retemplar las fuerzas. Vale la anécdota, una de las pocas que puedo ofrecer al lector: en un libro escrito en 1969, hice una referencia elogiosa –apenas tres líneas- a varios luchadores, entre ellos Olmos, que en 1955 salieron “a la resistencia” con sus periódicos, frente a la dictadura militar y allí sostuve que eran los “que siempre entraban en las listas de pelea y nunca en las de cobranza”. Muchos años después, en 1983, cuando lo conocí personalmente, me estrechó la mano con mucho afecto y me dijo: -Gracias, muchas gracias por esas palabras suyas de reconocimiento.Quizás a algún joven lector –que todavía no ha experimentado de qué manera funciona la maquinaria de difusión controlada por la clase dominante– esta anécdota le resulte un tanto cursi o la encuentre exagerada. En ese caso, lo convido a hacer la siguiente prueba, partiendo de que sabemos que la Argentina es el único país del mundo donde la cuestión de la deuda externa fue llevada a la Justicia, precisamente a través de la acción de Alejandro Olmos. Ahora, búsquelo en el Diccionario de los Argentinos, Hombres y Mujeres del Siglo XX, editado por el diario Página/12. Revise: Olmedo Alberto, Olmos Sabina, Omar Nelly… No aparece. Ahora, vaya a la Enciclopedia Visual de la Argentina, editada por Clarín, 3er tomo: Olivos Rugby Club, Olla podrida, Ollantay, Olmedo Alberto, Olmos Sabina, Olta, Olympikus de Azul Club, Omahuaca, Omar Nelly, Ombú… Tampoco. Es decir, Olmos Alejandro no existe. Impulsó el juicio sobre la deuda externa, lo mantuvo activo durante 18 años, creó el Foro Nacional de la Deuda Externa, concurrió a reuniones internacionales sobre la cuestión del endeudamiento y allí lo reconocieron porque forzaba a la Justicia Argentina a realizar peritajes, audiencias, citaciones, etc., pero no existe para “los medios”, ni seguramente su lucha merece la atención de los Académicos, ocupados en cuestiones mucho más importantes.

Algunas perlitas de la Deuda Externa Argentina:
Walter Klein fue funcionario de Económía entre 1976 y 1981 y era representante de un banco sueco en la Argentina. Cuando se fue de la función pública, al mes y medio, representaba a 22 bancos extranjeros, todos acreedores de la Argentina.
Alfredo Calcagno estableció que en el 89 la deuda estaba cancelada. Todo lo que se pagó desde entonces es excedente. En 1993, el stock de deuda externa era de 63.000 millones. Del 93 al 2004 pagamos 140.000 millones y en el 2004 debíamos 191.264 millones de dólares.
En 1995, Domingo Cavallo manifestó que la República Argentina paga la Deuda Externa ante simple aviso de vencimiento y sin verificar en ningún caso si las cifras reclamadas eran exactas. Como se dio cuenta que no podía ser que la Argentina no tuviera documentada su propia deuda, contrató a los mismos acreedores para ordenarla. Fueron el Citibank, el Credit Swiss y otros bancos acreedores lo que determinaron cuánto les debemos, cuántos intereses había que pagarles, cuántas moratorias.
En el juicio llevado a cabo por Olmos, se detectaron más de 470 operaciones ilegítimas.
En uno de los contratos existe una cláusula firmada que dice “que si estos contratos fueran nulos, inejecutables por ilícitos, la República Argentina renuncia a denunciarlos o pedir la nulidad del contrato”
Fuentes:








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